27 de diciembre de 2010

EN EL MES DEL BOXEO...TODOS CONTRA LAS CUERDAS



Había sido una noche aciaga. Ver a Nicolino Locche sangrante, impotente y hasta con ganas de continuar una pelea irremontable frente a Antonio Cervantes (más conocido como Kid Pambele), fue un duro golpe para quienes amábamos a Nicolino a su maestro Paco Bermúdez (ausente en esta pelea) a su manejador Tito Lectoure y a la gloria de uno de los mas grandes ídolos que dio el boxeo argentino. Locche estaba intentando recuperar una corona de peso Welter Junior que tan brillantemente le había ganado a Paul Fujii el 12 de diciembre de 1968 y que tan estúpidamente había perdido ante Alfonso Peppermint Frazer en Panamá. Hubo cosas imperdonables esa noche en Maracay. La agresividad de la gente, la actitud del médico que viendo a Locche maltrecho le renovaba el pase para que Pambele lo noqueara en lugar de detener el combate por la magnitud de la herida en su ceja izquierda que por un lado le impedia ver y por el otro bañaba de sangre la lona del ring. En el más objetivo de los sentidos aquel estadio, aquella gente y aquellas autoridades se habian transformado en morbosos espectadores de una riña de gallos esperando la muerte del visitante. Uno de los invitados especiales del promotor Ramiro Machado era el Campeón del Mundo de peso mediano Carlos Monzon. Al término de la pelea, parte del público local que celebraba el triunfo, comenzó a transformar el disfrute de la victoria de su campeón, en en mofas y burlas poco deportivas hacia los argentinos que alli estábamos, entre ellos, el conocido, celebre y ¿por que no? admirado Carlos Monzon. Salimos a dar una vuelta por las proximidades del Hotel Maracay. A eso de la una de la mañana pasadas, nosotros seguíamos en los alrededores del Hotel por un camino conducente, bordeado de canteros de dos manos, una para llegar al hotel y otra para la salida del hotel. Nuestro dolor seguía manifestándose en los comentarios que continuabamos haciendo: el probable foul que porvoco la herida, los avatares, la actuación direccionada del árbitro, lo increíble del médico…de repente, de un coche ancho y largo asomados por las ventanillas de adelante y de atrás y comenzamos a escuchar unos gritos de burla hacia Locche, hacia los argentinos y cuando lo recnoconieron tambien hacia el propio Monzón. Hasta aquí un hecho lamentable, pero lo mas grave sobrevino cuando se detuvieron frente a nosotros, cambiaron los gritos por armas de fuego y apuntándole a Monzón lo amenazaron diciendole : Aquí te quedas muerto, Monzon, ahora mismo te quedas muerto Monzón”. El doctor Roberto Paladino, Osvaldo Cavillon -uno de los segundos de Locche- el periodista Jorge Mórtola  -enviando especial del diario Crónica- también alguien más -que no recuerdo- nos vimos ante un peloton de fusilamiento. Aquellos hombres estaban sacados, tenían armas en sus manos y gritaban como si estuvieran bajo los efectos de la droga y el alcohol. Monzón puso sus manos sobre nosotros hacia un lado y hacia el otro, dando un paso al frente, liderando la situación. Se encamino hacia los hombres armados al tiempo que abriéndose la camisa blanca con ambas manos y caminando aceleradamente con determinación, les respondio : “Tiren hijos de puta, tiren y acierten. Porque sino los mato a trompadas”. Nosotros le rogabamos que regresara. “Carlos volvé, nos van a matar a todos, Carlos volvé que están enrulados (*1) y escabiados (*2), Carlos la puta que te parió, volvé que nos matan a todos no ves los fierros (*3) que tienen?”.

Milagrosamente cuando estuvo a la distancia de pelearlos a puño limpio, cerraron la puerta del auto , el que conducía aceleró y se perdieron por el camino del hotel hacia la ruta que conduce a Caracas. Ya en el lobby del hotel, Monzón contaba lo sucedido. E indignado como pocas veces cerrando las palmas de las manos en actitud de sopresas repetia: “Tenían armas y no tiraron. El que tiene armas tiene que tirar, son unos cagones”.
Los codigos de Monzón.

Diccionario para novatos de estos asuntos
(*1) Enfrulados: drogados por cocaína
(*2) Escabio: embriaguez
(*3) Fierros: armas de fuego

1 de diciembre de 2010

MAS DE CÁBALAS, FETICHES Y SUPERSTICIONES

Siguiendo con esta temática de superchería, hay quienes se han hecho esclavos del asunto. Tal es el caso del italiano Gennaro Gattuso quien, confesó, "la pasé muy mal con mis rituales durante la Copa Mundial de Alemania 2006". En FIFA.com publicó: "Llevaba cada día el mismo suéter que me puse el primer día. Sudaba a mares y tenía un humor de perros porque no podía quitármelo. Me obsesioné con las supersticiones. Por ejemplo, antes del partido contra República Checa hice el equipaje para volver a casa", y tuvo que seguir haciéndolo antes de cada uno de los restantes partidos. Pero quizá lo más curioso, sea su manía de leer unas páginas de Dostoevsky antes de los partidos...
Uno de los clásicos en materia de ritos está dado por quienes usan la misma ropa, y dentro de esta especie de los abanderados es René Higuita quien debía usar siempre un calzoncillo color azul... ¿Y eso? "A fines de los 80', Atlético Nacional no podía ganarle al Millonarios. En eso llegó Carlos Perea y fuimos juntos a ver a una señora que leía la suerte. Nos dijo que nos habían hecho alguna brujería y nos envió una correa y calzoncillos azules para todos los jugadores. Anduvimos bárbaro: ganamos todo y llegamos a conquistar la Copa Libertadores. Desde entonces aún los uso".
El chileno Iván Zamorano acostumbraba a jugar con una venda blanca en la muñeca derecha. No se trataba de una lesión incurable, sino una cábala que nació en el Saint Gallen de Suiza cuando tuvo una molestia en dicha zona y para seguridad le pusieron una protección de ese color. Aquel día hizo tres goles. Ya nunca se quitó el vendaje. Lo mismo ocurre con la brujita Juan Sebastián Verón en la rodilla derecha. "Comenzó por una lesión que tuve en 1997 y luego me la dejé por cábala. ¡Y no creo que la abandone, porque mal no me ha ido!".
Suma y sigue...cortitos y al pie:
En Francia 1998, el capitán de la selección anfitriona Laurent Blanc no olvidaba besar la cabeza calva de su portero Fabien Barthez . El ingles Gary Lineker nunca disparaba al arco durante los calentamientos pues temía que si marcaba entonces, ya no lo haría en el partido; y otro ingles, Bobby Moore era el último en abandonar el vestuario.
El alemán Mario Gómez es el único que no canta el himno antes de cada partido y no es que no lo haga porque no se lo sepa... sino porque en un partido de la selección Sub-15 alemana no lo cantó y anotó un gol. Y Con este, la guinda del postre: según dicen, el arquero argentino Sergio Goycochea, especialista en atajar penales en Italia 90, sostenía que su suerte se debía a que antes de la tanda decisiva orinaba en el centro del campo -rodeado de sus compañeros para no ser visto- Pues parece ser que además de en el Mundial Italia '90, llevó a cabo ese ritual instintivamente canino en la Copa América de 1993 (en las series ante Brasil y Colombia). ¿Y como le fue? Aquel fue el último título oficial de la absoluta Albiceleste hasta la fecha...